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sábado, 19 de julio de 2008

Desde el bosque de Sherwood

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Como muchas otras materias, el tiro con arco requiere práctica. A medida que cuentas por centenares las flechas lanzadas, si aplicas correctamente la técnica del tiro, éstas gradualmente han de tender a agruparse en una zona de la diana. Si empiezas a contar por millares los tiros efectuados, puede que se vaya incrementando la puntería, acertando cada vez más plenos. La puntería entra entonces en la fase intuitiva. La posición del cuerpo y los movimientos empiezan a ser memorizados, automáticos. Y crece la confianza personal en realizar un tiro certero.

Entonces ocurre que, de vez en cuando, coincide que una flecha queda clavada en el culatín de otra. A esta mezcla de suerte y precisión, en el argot de la arquería, se le llama hacer un Robin, en honor al legendario arquero medieval.

Aunque la hazaña tiene el coste de dejar al menos una flecha inutilizable, se compensa con la satisfacción de haberlo logrado alguna vez.







Y es que practicar el tiro con arco es divertido,
hacer un Robin es emocionante
y hacer un Robin en el centro de la diana... debe ser la hostia!

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viernes, 4 de julio de 2008

Románico para todos los gustos



Hay una gran variedad de seguidores del románico. Desde aficionados, pasando por amigos y hasta acabar por interesados, podríamos enumerar someramente por qué motivos personales se pueden sentir atraídos por éste arte.

Unos observan sin mayor intención que la de recrear el sentido de la vista. Otros se interesan por el nivel descriptivo que les pone en el catálogo turístico. Unos pocos recavan en el contexto de ése románico: historia, datación, enclave, autoría, evolución... Otros disfrutan descubriendo en algunos capiteles, arquivoltas, tímpanos, canecillos o pinturas murales escenas de pasajes bíblicos, de virtudes, de vicios, de oficios o de animales entre otras típicas figuraciones. Muchos recogen en su cámara las mejores imágenes de su visita para su posterior recuerdo, o estudio. Algunos llegan a encontrar similitud de hechura con algún otro capitel de un templo cercano, o lejano, identificando maestros, talleres y hasta los posibles itinerarios que siguieron. Habrá un grupo que destacará por descifrar la simbología oculta en alguna representación, obteniendo un mensaje más allá de lo evidente. Habrá quien aprenderá nuevas cosas a partir de esas investigaciones y reflexiones, aumentando conocimientos y alimentando así su cultura y su espíritu. También habrá un círculo reducido al que se le ocurrirá disparatas conjeturas relacionadas, muchas de ellas, bajo el mismo patrón monotemático. Hasta habrá quien diga que obtiene psicofonías de las piedras...


Muchos ojos oteamos el románico. Algunos miran, unos pocos ven. No obstante creo que a todos los que nos atrae el románico, tenemos en común que encontramos belleza en la sencillez de sus formas, en la ingenuidad de sus figuras, en el sutil trato de la luz...

Pero creo que, sobretodo, encontramos belleza en el románico porque conectamos a un nivel no formal. Tal vez espiritual, tal vez ancestral, tal vez... no haya palabras para describir este enlace que nos cautiva.



Salud, Amistad y Románico