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martes, 1 de febrero de 2011

La comunicación no verbal del cuerpo



Dentro del estudio de las comunicaciones no verbales, existen básicamente las siguientes categorías conductuales relacionadas con la postura del cuerpo y su movimiento durante los contactos interpersonales:

Emblemas. Los emblemas son los actos de comunicación no verbal que tienen una traducción verbal específica conocida por la mayoría de los miembros de un grupo de comunicación. Son ejemplos ampliamente conocidos el aplaudir para aprobar, ondear la mano cuando se deja un lugar o inclinar la cabeza hacia delante en señal de acuerdo.

Ilustradores. Los ilustradores son actos de comunicación no verbal íntimamente ligados al discurso hablado. Son pautas de movimiento del cuerpo que se producen simultáneamente con ciertas pautas del habla, produciendo una sincronía habla-movimiento corporal y constituyendo un mismo sistema.
Se podrian considerar dos puntos de vista en relación a los ilustradores.
Por una parte, entre dos interactuantes, se tiende hacia una sincronía en sus posturas corporales. Ambos se mueven de manera imitativa.
Incluso se ha investigado sobre la tendencia a igualar la duración de la intervención, el volumen de la voz, la latencia conversacional, el ritmo del discurso o la duración del silencio.
Y por otra parte, también algunos movimientos están tan ligados al proceso de codificación del habla que son virtualmente manifestaciones motrices del proceso. Los movimientos tienden a integrarse rápidamente en una unidad codificada o según determinadas pautas del habla.
Algunas pruebas de sincronía interaccional son las reacciones de los oyentes en forma de vocalizaciones (“mhmm”, “Ya veo” y otros comentarios), cabezadas y movimientos de manos y pies que tienden a producirse al final de las unidades rítmicas del discurso del hablante, o la tendencia a acompañar con movimientos las palabras enfatizadas vocalmente.

Reguladores. Los reguladores son actos de comunicación no verbal que mantienen y regulan la naturaleza alternante de hablante y oyente entre dos o más interactuantes. Dentro de esta taxonomía, se pueden analizar los principales actos conductuales que se producen en las conversaciones:
Los saludos y las despedidas. Son reguladores que conllevan información acerca de la relación entre los dos comunicantes. Algunos investigadores distinguen hasta seis etapas en los saludos que se inician a distancia, y además, sostienen que la retórica de la despedida tiene las funciones de señalar el final de la interacción, de resumir a menudo lo esencial de la comunicación y de expresar una actitud de apoyo mutuo.
El turno en las conversaciones. Son reguladores que producen una alternancia hablante – oyente. En función de la eficacia de la alternancia se puede provocar las consideraciones de grosero (interrumpe demasiado), dominante (no cede suficientemente el turno) o frustrante (es incapaz de una aportación importante). Es interesante observar estructuradamente el modo en que el hablante, por medio de la conducta no verbal, puede ceder o mantener su turno para hablar y, también usando comunicación no verbal, cómo el oyente puede solicitar el turno de la conversación, o rechazarlo.

Adaptadores. Los adaptadores son actos de comunicación no verbal que ejecutamos respondiendo a ciertas situaciones de aprendizaje. Relacionan diversos movimientos del cuerpo con estados afectivos o anímicos, o con la experiencia emocional que produce la comunicación. En general, los adaptadores están ligados a sentimientos negativos, angustia, disconformidad, hostilidad encubierta o preocupación respecto de uno mismo.

Con este conjunto de categorías conductuales expuestas, las comunicaciones que se realizan a través de movimientos corporales se podrían agrupar en los siguientes principales tipos de conducta específicos:
Comunicación de actitudes. Se pueden identificar diversos indicadores del lenguaje del cuerpo que comunican actitudes de calidez o frialdad, gusto o disgusto y otras conductas como la disposición para el galanteo, el acicalamiento, las señales posicionales o las acciones de invitación.
Comunicación de estatus. Se identifican un grupo de indicadores no verbales de estatus o poder, como el uso de la posición de los brazos en jarra, ornamentación de la vestimenta con símbolos de poder, o movimientos y posturas más expansivos entre otros indicadores.
Comunicación de engaño. Se pueden definir algunas señales no verbales que delatan el posible engaño en el mensaje hablado, como por ejemplo el movimiento de piernas, pasarse la mano por la boca, menor mantenimiento de la mirada, el uso de adaptadores más prolongados o tener más lapsus verbales, entre otras señales.


A pesar de esta estructuración realizada para el análisis de la comunicación no verbal ejercida por la postura y el movimiento del cuerpo, soy de la opinión que, para analizar una conducta no verbal, hay que evitar los encasillamientos del tipo “un movimiento o una postura – un significado”.
Comparto la opinión de los investigadores expertos en esta materia en cuanto a que la comunicación no verbal se proyecta por “haces”. Del mismo modo que una palabra puede tener registros distintos en función de su contexto, los movimientos del cuerpo o las posturas adoptadas pueden tener diversos significados según la situación, el entorno o el sistema relacional.
No obstante, el lenguaje no verbal mantiene ciertos paralelismos con el lenguaje hablado. Y es en esta congruencia, en esta perspectiva contextual, donde radica la importancia de conocer sus fundamentos, pues facilita las claves para obtener una comunicación más eficiente.