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domingo, 3 de mayo de 2015

Gran descubrimiento románico


"Levantado el muro contra la voluntad de los inmortales dioses, no debía subsistir largo tiempo" Homero (VIII AC)



En ocasiones, mientras los quehaceres diarios ocupan nuestro tiempo de forma inexorable, la mente se evade hacia esos momentos anteriormente vividos y que van llenando tu vida de auténtico valor. 

En ocasiones, esos pensamientos se desplazan hacia ese grupo de amigos que se originó en torno al románico en medio de circunstancias extrañas, cuando, víctimas de egocentrismos y memeces ajenas, acabamos desarrollando lazos de afecto al erigirnos defensores de valores como los de lealtad y el respeto por la amistad. 

En ocasiones, las estrellas se alinean y los destinos se van entretejiendo sin que apenas podamos intuirlo. Y en ocasiones, todo lo anterior se reúne en un mismo instante:



* Rivi Jones, en el templo perdido

Rubén Oliver Jové, nuestro Rivi, había decidido levantarse antes que el sol y enfrascarse en una de sus rutas imposibles. Subyugado por una perseverancia instintiva, ignoraba que ese día, el viejo ancestro, estaba esperando.

Tras horas de trayectoria y rastreo encontró aquella edificación que buscaba, muy maltrecha tras un abandono de muchos años, la puerta rota y atrancada por los escombros, el techo caído y gran parte del encalado despegado dejando al aire trozos de la pared originaria. Y en el interior, arruinado, un muro divisor del tambor absidial mostraba un agujero reventado en el que no dudó introducirse.



Y así fue, como poco después y mientras el resto seguíamos enfrascados en nuestras tareas diarias que, al oír el tono del whatsapp, nuestras mentes se agruparon, de nuevo, en torno a un mensaje:  

 -"Alerta Románica", expresaba la frase enviada. Y luego, unas fotos con la pregunta: 

"Es lo que yo creo?"





Un relámpago fugaz invadió nuestra conciencia. No dábamos crédito a nuestros ojos. Improntas de pinturas que se antojaban románicas, estaban en la pantalla de nuestro móvil, acabadas de fotografiar por Rubén en el interior de ese agujero. 

En ocasiones, te parece inconcebible lo que ves, tanto, que incluso dudas a pesar de las pruebas incuestionables que te presentan. Y en ocasiones, no queda más remedio que ir a constatar si ese sueño tan increíble es real. 


Un par de días después, madrugando esta vez antes que el Rivi, nos presentamos en su casa dispuestos a acompañarlo.

Las seis de la mañana no es mala hora para, entre abrazos y chistes malos, comenzar una dura ascensión si el momento y los amigos lo requieren. 

Tras una noche tormentosa, todo eran brumas, frío y lodazales, pero nada truncó el conseguir llegar a nuestra meta.



La iglesia es de una sola nave con cubierta a doble agua, en avanzado estado de derrumbe y altar al este. Sin elementos ornamentales aparentes, tiene una sola puerta sobre la fachada oeste, donde se añaden otras dos pequeñas ventanas y un rudimentario óculo.

La elevación del muro, construido en época posterior a la románica, es lo que trunca el ábside y ha impedido, hasta el momento, poder acceder a esas pinturas.


Tan solo introducirnos en el agujero de la hornacina, pudimos ver de inmediato la ventana cegada y el intenso cromatismo a su alrededor.





El hallazgo:



En el interior de ese pequeño espacio, se encuentra oculto y secreto el primitivo ábside. Sus paredes están repletas de improntas y restos de color pigmentado, ocres, tierras, azul, negro y rojo:

Una mandorla, de forma redonda y decorada, dentro de la cual podemos llegar a percibir la parte inferior de las vestiduras del Maiestas con un pie sobre el escabel. Es visible, asimismo, una parte del tetramorfos, los lomos traseros del león y del toro, símbolos de los evangelistas San Marcos y San Lucas.

También siluetas de peces; anchos ribetes de puntos rojos, siluetas de figuras nimbadas, entre las que destaca la imagen de la Virgen orante, que permanecen de pie bajo arcadas que se insinúan palmeadas y que a buen seguro estaban perfectamente decoradas en su estado inicial.





En la zona inferior, una cenefa de doble entrelazo con grueso cordón horizontal y un faldón blanco que, cubierto en estos momentos por pedruscos, tierra y excrementos de animales campestres, sin duda, debe llegar hasta la base del suelo.

Y, como era de esperar, arriba, sobre la cubierta que actualmente ya esta desplomada, la parte celeste de esta escena iconográfica tiene su continuación: cenefas, ondas, pájaros y tallos vegetales se adivinan perfectamente bajo la cañiza y la suciedad.



 *Extasiados

Como si lo estuviéramos contemplando en sus primeros tiempos, quisimos visualizar la escena en nuestra mente: 

El Maiestas Domini sedente, en su almendra mística, bendiciendo con su diestra y sujetando el libro de la Vida en la otra, rodeado del tetramorfos y quizá, de algún otro ser angélico. Bajo sus pies, la parte acuosa de la creación, los peces poblando los mares y, encima, los cielos con sus aves y la vegetación que se asienta en la tierra, mostrándose como regente y presidiendo toda la manifestación creada.

Esquema del ábside en 3D
Y bajo esa escena, en el registro central del ábside, indicando la relevante importancia de ambos componentes, se encuentran bajo un doble arco la única ventana del templo, ataviada con triángulos pigmentados con la paloma mística en su culmen y, la representación muy insólita de una Virgen Orante, imagen intercesora de clara influencia paleocristiana.

Todo ello acompañado por ambos lados de un pequeño séquito de apóstoles o santos nimbados, bajo unos arcos palmeados revestidos de ornamentación y de color. Un color precioso y vivo, del que ahora sólo queda su compungida huella.



*****
Nuestra atención se dirigió también hacia la prolongación de los laterales del ábside, blanqueados no sabemos cuantos años atrás. 

No se observa nada, excepto que en la parte superior del muro izquierdo, ya hace tiempo se había formado un gran embolsamiento de humedad y que, actualmente, ha llegado incluso a cuartear el encalado.

Quizá la lluvia que había caído con fuerza esa misma noche ayudó a que, con solo presionar el yeso, éste cediera, y ante nuestros ojos atónitos continuaron apareciendo más grabados y siluetas fragmentadas de intenso color rojo.



La silueta de un apóstol con una llave, San Pedro, como no. A su lado, otro que parece llevar báculo o bastón de peregrino, Santiago, quizá?, encima de ellos, un querubin y, más arriba, el tetramorfos de San Juan, el águila, a la que nos contuvimos de descubrir del todo ya que era el momento de hacer una reflexión.

Con casi total seguridad, la mandorla con su Cristo en Majestad siguen enteros bajo el encalado, junto a gran parte de las pinturas correspondientes que, aunque muy degradadas, pueden resultar de importantísimo valor cultural.

Tanto el trazo floral que embellece la mandorla, como las ondas caracoladas del registro superior, tienen ciertas semejanzas con ornamentaciones de pinturas románicas de los s.XI-XII de las zonas de los Pallars y de Andorra.

Asimismo, la presencia de una Orante junto a la ventana en esa zona principal del abside, solo tiene un precedente que sepamos, en las pinturas murales de Sant Cristofol de Toses en el Ripollés. Pensamos que, quizá el diseño de nuestro ábside hallado, procediera de una primerísima influencia italiana en la pintura románica catalana.

Tras el descubrimiento hace más de dos décadas de las pinturas de la iglesia de San Vicenç d'Estamariu, a buen seguro éste es el hallazgo pictórico del románico catalán más importante de los últimos años.

Planimetria de la nave

Cabestany, de Salud y Románico  

tomando notas de la planta
Es el momento de comunicar esos hallazgos que sobrepasan nuestros medios, fomentar su protección y promover la declaración de este pequeño santuario como Bien de Interés Cultural.

En ocasiones, las estrellas se alinean y los destinos se van entretejiendo sin que apenas podamos intuirlo. Y en ocasiones, todo lo anterior se reúne en un mismo instante:

Este fue nuestro gran instante!!