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lunes, 15 de septiembre de 2008

Hacer la colada

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Desde que la ropa blanca pasó a ser sinónimo de limpieza y de distinción, allá por el siglo XVI, y hasta principios del siglo XX, había una técnica tradicional de desinfectar i blanquear la ropa muy curiosa: ¡A base de cenizas!

La ropa se lavaba en el río o en los lavaderos públicos que había en algunas poblaciones. Allí se pasaba jabón, se frotaba y se picaba la ropa para, finalmente, aclararla. Pero una vez realizado este lavado, se podía hacer un proceso adicional que sería el equivalente a la operación actual de utilizar lejía.

Al lado de las chimeneas de los hogares, había un banco de piedra donde se guardaban las cenizas apagadas. Si eran de madera de roble, mejor. La ropa blanca, aún húmeda de su primer lavado, se introducía en un recipiente encima del banco de piedra, se tapaba con un lienzo tupido, idóneamente de lino, se ponían las cenizas encima y se tiraba agua caliente. El agua caliente disolvía los carbonatos de sodio y de potasio que contenían las cenizas, se colaba por el lienzo (de aquí su nombre de hacer la colada) y remojaba la ropa a desinfectar. Por la parte inferior del recipiente salía un tubo que devolvía esta solución alcalinizada a una olla que estaba sobre el fuego, donde se calentaba – cuanto más mejor- el agua que iba convirtiéndose lentamente en lejía a base de recircular a través de las cenizas.

Se podía añadir a las cenizas cáscaras de huevo picadas ya que estas hacían un efecto de suavizante en la ropa. También se le podía añadir alguna hoja de laurel bendecido, que se creía que protegía la ropa y le daba una vida más larga...



Después de esta operación, se le hacía una repasada con jabón, un aclarado y se dejaba secar tendida al sol. Seguro que con tantas operaciones, era un gustazo meterse entre sábanas blancas recién lavadas de esta manera tan especial.

En el ámbito agrícola, se tenía la costumbre de hacer la primera colada del año el día 2 de enero, usando las cenizas de la noche de Navidad. Además, en esta colada también se limpiaban los útiles de cocina y aquellos objetos que se lavaban una vez al año. Por otra parte, también era costumbre hacer una colada al día siguiente de hacer la tradicional matanza del cerdo, por las razones obvias que todo el mundo entenderá.

Hoy en día, en los “autodenominados países desarrollados”, los jabones hechos con los aceites usados y sosa cáustica se han sustituido por detergentes industriales, también se ha industrializado la producción de lejía, a base de hipoclorito y las máquinas lavadoras se han extendido por todos los hogares.

Las tecnologías vanguardistas van por el camino de hacer máquinas lavadoras a base de ultrasonidos que no utilizarían agua ni jabón. Aunque los intereses económicos predominan sobre los ecológicos, y esto hace que se continúe lavando la ropa con agua de boca, y usando detergentes industriales o suavizantes que incrementan los beneficios de las grandes empresas del sector a base de contaminar las aguas que posteriormente hay que depurar...

Y además, bombardeando nuestra escala de valores con el lema “no olvides de cambiarte de ropa cada día”.

10 comentarios:

Josep dijo...

Pallaferro
No coneixia d'on ve "hacer la colada"
hi he quedat admirat una vegada mes del que feien les dones en aquells temps...
Que no faran avui i demà si han aconseguit fer-se un lloc en la nostra societat partint d'una posició tant feble i poc considerada com la que tenien...
Possiblement aniríem mes be si en lo public fossin majoria les dones....i molt especialment en tot el que fa referencia a l'ecologia i a la sostenibilitat.
Salut..!! (felicitats pels continguts del teu blog)

pallaferro dijo...

!Gràcies, Josep!

Anónimo dijo...

Sea amable caballero y comprelé a su mujer... UNA LAVADORA

Anónimo dijo...

Sabia que se hacia pero no sabia porque era asi. Se que por eso nuestras abuelas llevaban en los ajuares hasta 24 juegos de cama como minimo si les era posible. Era lo deseable. Entre los colchones de lana mullidos a mano y las sabanas de la colada dormir en esas camas debia ser una gozada.

pallaferro dijo...

Hasta 24 juegos de sábanas!

Qué pasada! Ahora sé porqué hay personas mayores que aún tienen sábanas por estrenar...

Un saludo.

Pilar dijo...

Ante todo un saludo desde Devente, Holanda, y felicitaciones por estos textos tan interesantes. Como ejemplo este "consejo" sobre el "blanco de la ropa", es muy curioso, no había oído hablar de ello.

pallaferro dijo...

Creo que pocos habremos oído hablar de ello (por suerte), eso era cosa de nuestras bisabuelas que de seguro eran unas expertas cenicientas!!

Gracias por tu saludo y con más motivo viniendo desde Holanda!


Un abrazo

IsabelG dijo...

¡Qué coincidencia! Estas últimas semanas he estado dándole la lata a mi madre para que me escribiera un artículo sobre como hacían la colada en su pueblo y me lo acaba de mandar.

Entré en el blog para ver si ponía cómo se llama el "banco de piedra", al que en el pueblo de mi madre le llamaban "colader". El que había casa de mi madre había formado parte del ajuar de su bisabuela -como si hoy en día le hubieran regalado la lavadora- pero el "colader" de piedra aquél aguantó tres generaciones...

pallaferro dijo...

Hola IsabelG,

Efectivamente, recuerdo que, cuando estuve investigando sobre el tema habían nombres como el que dices de "colader" para este "banco de piedra".

Gracias por tu comentario. Un saludo,

Unknown dijo...

Es una manera interesante de blanquear la ropa hay cosas del pasado que aun nossorprenden como actualmente me sorprende conocer de Online Prescription Pharmacy y su funcion.