En la historia de cualquier civilización siempre encontramos como mínimo un mito destinado a introducir conciencia de identidad colectiva.
Ese mito es como una voz perdida de la historia de la cual no es necesario situarla en el tiempo y, además, se puede permitir el lujo de contener dudosas magnificencias e imprecisiones: seres fantásticos, gestas heroicas, experiencias extraordinarias, ...
Los mitos, como las leyendas, las sagradas escrituras o los cuentos del abuelo, se introducen en el subconsciente de la población y le proporcionan una explicación subliminal de determinadas estructuras universales, independientemente del contenido formal y textual que pueda tener su narración. De este modo, se alecciona los fundamentos de los valores humanos, alineando –también- las bases del subconsciente.
Y en esa base del subconsciente es donde encuentro yo el porqué me gusta ir a recoger setas. Encuentro un afán ancestral que me une a las setas. Como civilización micófila con la que me identifico, tengo la certeza que los mitos procedentes del mundo de los hongos han contribuido a mi pasión por ellas.
Pasear por el bosque, observar su esplendor, reseguir con detalle sus rincones en busca de esos pequeños órganos reproductivos, localizarlos secretamente, identificarlos, fotografiarlos, recolectarlos, cocinarlos, compartirlos, consumirlos, conservarlos, conocer sus misterios, sus enigmas, sus peligros... todo esto que gira en torno a las setas lo hace, en suma, algo fascinante.
Hoy, que parece que va acabando la floración otoñal ya que la especie predominante localizada ha sido los “fredolics” (Tricholoma Terreum), he querido rendir homenaje a este fruto que nos aporta mucho más que un manjar para nuestro paladar, mucho más que un deleite a la actividad de nuestra vida consciente...
Ese mito es como una voz perdida de la historia de la cual no es necesario situarla en el tiempo y, además, se puede permitir el lujo de contener dudosas magnificencias e imprecisiones: seres fantásticos, gestas heroicas, experiencias extraordinarias, ...
Los mitos, como las leyendas, las sagradas escrituras o los cuentos del abuelo, se introducen en el subconsciente de la población y le proporcionan una explicación subliminal de determinadas estructuras universales, independientemente del contenido formal y textual que pueda tener su narración. De este modo, se alecciona los fundamentos de los valores humanos, alineando –también- las bases del subconsciente.
Y en esa base del subconsciente es donde encuentro yo el porqué me gusta ir a recoger setas. Encuentro un afán ancestral que me une a las setas. Como civilización micófila con la que me identifico, tengo la certeza que los mitos procedentes del mundo de los hongos han contribuido a mi pasión por ellas.
Pasear por el bosque, observar su esplendor, reseguir con detalle sus rincones en busca de esos pequeños órganos reproductivos, localizarlos secretamente, identificarlos, fotografiarlos, recolectarlos, cocinarlos, compartirlos, consumirlos, conservarlos, conocer sus misterios, sus enigmas, sus peligros... todo esto que gira en torno a las setas lo hace, en suma, algo fascinante.
Hoy, que parece que va acabando la floración otoñal ya que la especie predominante localizada ha sido los “fredolics” (Tricholoma Terreum), he querido rendir homenaje a este fruto que nos aporta mucho más que un manjar para nuestro paladar, mucho más que un deleite a la actividad de nuestra vida consciente...
.
Nos aporta una fuerte unión de nuestro subconsciente con la “Madre Tierra”
14 comentarios:
- Fíjese usted que hongo tan curioso.
- Si, lo llamamos “fredolic”
- Fredu.. qué?
- Fredolic.., algunos también lo llaman “negrilla”, aunque los que sufren del mal de la prepotencia suelen llamarlo “Tricholoma terreum”.
- Bueno, dicho así, yo también le llamaré Fredolic, no sea que ese mal que menciona se me contagie. Es comestible?
- Por supuesto, y muy apreciada por la gente de mi tierra. Solemos encontrarla en abundancia cuando el tiempo es frío.
- Ah, sí?
- Mientras las otras especies han sucumbido, ella se mantiene. Es muy capaz de permanecer inmutable bajo el manto helado de la noche y amanecer perfectamente al día siguiente. Es una luchadora!!
- Suena bien
- Y sabe mejor!
Saludines
He leído un interesante artículo que asegura que en los frescos de las casas de placer de Pompeya aparecen pintadas unas setas que en aquel tiempo se consideraba un auténtico manjar: el rovellón.
Parece ser que la influencia romana caló profundamente en los pueblos precatalanes y de ahí se extendió al resto de la Península. (al menos eso dice el artículo).
Lo impresionante es pensar que la afición a la recogida de setas, quizá es la única tradición antigua que en lugar de ir desapareciendo se va popularizando..
Saludines y besetes
Pues a mi me da un poquito de asco eso de meterme en la boca un hongo baboso.
Lo sabia. Sabía que entendias de setas y hongos y que saldrias a recogerlos... Tanto que le dije a Ernesto que esperaba este spot. Gracias por el post y por las fotos que son preciosas. Un abrazo de Melusina
Pues sabes, Baruk?
Los primeros "fredolucs" que cojimos estaban heladitos en un prado que todavía no le tocaba el sol. Y resistían!
Clea:
Lo hemos hecho popular e "internacional" !!!
Titina,
Pues si te dijera qué nombre tienen algunos hongos...
Ya ves, Melusina. Tu me enseñas a recoger bayas y yo te enseño con las setas. OK?
Oye, Melusina ¿ se secaron los charcos?.
Por cierto, nunca probé una crema de boletus ( con rayado por encima)ni un orujo de "tapaculos" como el vuestro. Y los siete kilos de setas, fueron servidos... por el maître del NH. ¡ Esto en palacio, no pasa¡
Recuerdos al murciélago disecado. A Ernesto, también.
Nos encanto que estuvierais con nosotros. Un abrazo para todos
¡Vale ya! ¿No os da vergüenza? Y los que no hemos probado esas ricas setas, aquí con la boca hecha agua y los jugos gástricos a tope. Muertecitos de envidia gastronómica.
¡Ojalá os salga un gnomo dentro de las setas! !Por no invitar!
Salud y fraternidad.
...pues oí que más de uno se zampó los hongos con gnomos, hervidos con un murciélago disecado...
Pues yo no le veo la gracia !
Esto es como el colmo de un vampiro: me chuparon la sangre hasta dejarme seco!
Yo me andaría con ojo, en cuestiones de gnomos es mejor no jugar con fuego. Porque no se como serán los gnomos celtíberos, pero me han contado que los irlandeses tienen una mala uva... Y escaso sentido del humor.
Salud y fraternidad.
Publicar un comentario