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domingo, 6 de septiembre de 2009

Mito, existencia y consciencia


Durante la vida de una persona, suele haber una transición progresiva hacia la toma de consciencia de su existencia. Podría considerarse que es un paso del estado de consciencia zoológica a una consciencia racional. Con la adquisición del conocimiento, es “expulsado del paraíso” donde estaba y ya no podrá volver a él.

La consciencia racional del hombre, aunque tal vez ya ha pasado a ser algo inherente al colectivo del ser humano, suele ser propiciada por los padres a que sea adquirida por sus hijos. Esto induce a ver el mundo bajo una realidad preestablecida y a que la toma de consciencia sea realizada acompañada de unos valores concretos.


Haciendo una analogía hacia el origen de la humanidad, también me imagino que el hombre primitivo fue tomando consciencia progresivamente de su propia existencia. En la medida que esas tribus primitivas tomaron consciencia de este mundo “real”, quedaron expulsados para siempre del mundo de la ignorancia, de la felicidad zoológica, del paraíso.



Pero el hombre primitivo necesita entonces mantener ese nivel de conocimiento adquirido. Por lo que esos conocimientos y, inherentemente, la consciencia, son promovidos a que sean asimilados también por los demás miembros de la tribu y por sus descendientes. El recuerdo de su historia lo identifica como ser consciente de su existencia y a su vez, reafirma la pertenencia grupal.


Y es en ese punto donde se produjo seguramente el fenómeno del mito, una historia acerca de unos antepasados con carácter sobrehumano o divino que hicieron unas gestas increíbles, que crearon la tierra, los animales y las plantas… pero, en definitiva, una historia que, a pesar de las intencionadas modificaciones que posiblemente sufrieron con el paso de las generaciones, eran elementos aglutinadores que dotaban de raíces i de identidad al pueblo.



En la medida que los mitos que explicaban el origen del mundo - mitos cosmogónicos- ofrecían estabilidad a la civilización pues tenían cierto sentido de fuerza real al ser ubicados en un tiempo de origen del mundo; aparecieron otros tipos de mitos que nos contaban el porqué de la mortalidad del hombre, el porqué de las buenas cosechas, de las tormentas, etc. Y a estos mitos se añaden ingredientes de valores morales que sustentan esa civilización para generar las primeras reglas que ayudaron a la tribu a tener una convivencia y un ideal común. Los mitos, en la medida que inscribieron en las mentes maneras de actuar en la sociedad, se convirtieron también en una forma arquetípica de las actuales leyes.


Una vez estimulado el conocimiento, el ser humano necesita saber más. La curiosidad, la necesidad de satisfacer sus preguntas aumenta exponencialmente. Las historias mitológicas que habían aparecido como respuestas a los grandes interrogantes de la humanidad empiezan a derivar también en el origen de la religión. Una herramienta que, llevada y gestionada por los cabecillas de la tribu, permite mantener a la plebe bajo sus órdenes, amparados por el poder divino. Es un elemento rector de la vida social humana, una herramienta que otorga a los (autoproclamados) reyes un principio de autoridad.



Para muchas tribus, conocer los mitos era aprender el secreto del origen de las cosas. De hecho algunas tribus mantienen todavía la idea que, para que un remedio actúe, se debe conocer su origen. Así, para sanar a una planta, a un animal o a un hombre, el curandero debe conocer el mito etiológico para reproducirlo y intentar llegar a su “tiempo primordial” y así recrear su creación.


Conocer el origen de los mitos debe permitirnos aprender el secreto de su inicio, de su realidad y de su función. Tal vez son unas raíces que no debemos obviar para mantener la estabilidad social en nuestra civilización actual.


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15 comentarios:

Baruk dijo...

Genial entrada. Muy interesante y una buena síntesis del concepto.

De todas formas, nunca he entendido que necesidad tiene hombre de reafirmar su pertenencia grupal, a no ser que se trate de una forma de protegerse hacía algo que no admite, el no querer aceptar la desaparición total de su existencia que acaece con la muerte.

El hombre crea un escenario que le aleja de esa idea, un mito, un cuento de hadas, un final alternativo y “obliga” a los demás a creer y aceptar, necesita ayuda para seguir manteniendo el escenario porque ya lo dice el refrán: "...mal de muchos consuelo de tontos".


Besazo solidario

Syr dijo...

El mito podría considerarse una especie de conciencia incipiente y una codificación simbólica de la historia; quizá, un relato que ayude a explicar el potencial humano para expresar valores e ideales a través de dramáticas irrupciones de lo sagrado o sobrenatural en el mundo que ayudara o sirviera para fundamentarlo, pero también no hay que olvidar que puede ser visto como un producto del imaginario colectivo que cumple con una función política de control ( como bien apuntas), otra religiosa de dar esperanza y una, fundamental, de eliminación o antídoto de miedos ancestrales, dando fuerza contra la angustia y, en particular, a la muerte.
Por eso, siguió usándose por colectivos, instituciones, sectas, movimientos filosóficos y religiosos hasta hacer creer que ese imaginario colectivo, que manipulan, es lo real.

Bueno de veras, sí señor Pallaferro.

Salud y románico.

Baruk dijo...

Y tras volver a leer tu exposición, reparó en la frase final donde dices: "Tal vez son unas raíces que no debemos obviar para mantener la estabilidad social en nuestra civilización actual".

Pues andaba pensando que viéndo lo deporable que es nuestra estabilidad social, a nivel grupal y de convivencia, quizá lo mejor que nos pudiera pasar para liberarnos de congojas anímicas, es reirnos de los mitos y olvidar esas raices que sólo hacen que atarnos a un ideal absurdo e inexistente.

El problema es ese, que idealizamos demasiado las raices de las que ilusamente creemos que provenimos.

Pues nada, que me voy a desayunar.

Besines

joaquín huertas dijo...

Hola Pallaferro,

quisiera comentarte algo acerca de la interpretación que ha hecho la tradición judeo-cristiana acerca del concepto de pecado como motivo de la separación de Dios que aparece en sus mitos.
La palabra que en el Nuevo Testamento significa pecado, hamartia, tiene su origen en el deporte del tiro con arco y significa literalmente "errar el blanco", por lo que algunas corrientes heterodoxas entendian por esto que la imposibilidad de alcanzar el centro, (de unirse nuevamente a Dios, al origen) no era motivado por el pecado, sino por el desconocimiento, la ignorancia que impediría la unión (acertar en el blanco).

Una curiosidad, en el blanco es donde todos los colores se unifican, igual que simbolicamente en el centro todas las controversias se resuelven.

Me ha resultado interesante tu reflexión acerca de los mitos y la observación que haces en cuanto al uso funcional y degradado que se ha hecho de ellos, pudiendo ser un punto de partida para plantearnos si erramos o no en ver unicamente ahí sus raices o porqué no, apuntar más allá de esos límites.

Recibe un cordial saludo.

Alkaest dijo...

Muy agudo, eso de "la felicidad zoológica", me lo pido prestado para usarlo cuando me venga al pelo.

Dona Baruk, me parece que, a pesar de todos sus inconvenientes, mejor será idealizar las raices, que son algo sólido, y no idealizar las ramas, con sus hojas caducas...

¡Ahí queda eso y a pensar!

Salud y fraternidad.

pallaferro dijo...

Baruk, Lo de la necesidad de la pertenencia a un grupo, aunque seria interesante averiguar las raíces y el porqué, parece algo tan ancestral que puede proceder, a bote pronto, de las manadas o las colonias de animales. Algo así como “la unión hace la fuerza”, no crees?

Syr, Además, el mito sigue usándose en la actualidad, aunque han “evolucionado” en formas un poco distintas: cuentos tradicionales, fábulas,… o personajes de ciencia ficción. Hay una parte de función social que tiene similitud, verdad?

Joaquin, Efectivamente, el pecado es “errar en el blanco”. Así que, cada vez que practico el tiro con arco, tengo que hacer una penitencia… y es que peco un montón!

Alkaest, Lo de la felicidad zoológica es un término que le cogí prestado a “laqueduermeconeduard” mientras veíamos a Pruna dormir tumbada al sol.

Gracias a todos por los comentarios.

Baruk dijo...

Depende el tipo de árbol, hay raices podridas y hojas perennes.

Y estimado Pallaferro, estoy convencida que necesitar pertenecer a un grupo forma parte de nuestro animal ancestral, es la Ley de la sangre, se lleva dentro por nacimiento, pero lo de inventar mitos para controlar al personal, eso ya es mala leche.

Ta otra

Alkaest dijo...

Muy poco ha tardado Dona Baruk, en chafarme el ejemplo vegetal...

Pero como no soy de natural rencoroso, por toda venganza solo le diré: ¡Que te inventen un mito!

En cuanto a eso, inventar mitos con intenciones torcidas o rectas, es tan solo otra ley de sangre conocida como "la humana condición".

Salud y fraternidad.

joaquín huertas dijo...

Dudo mucho que los grandes mitos y leyendas heredados y transmitidos a lo largo de todos los tiempos y lugares se "inventaran" con la finalidad a la que apuntas Baruk, otra cosa es el uso que se halla hecho. Bien es cierto que de ellos se han servido el poder temporal y las religiones para dar autoridad a un sistema social o a determinado credo, pero se podría decir que eso solo es la cáscara.
De echo, el entrar en contacto con las obras de arte inspiradas en la mitología, brinda la posibilidad de acceder a una visión oculta de su simbolismo, dirigido este quizá a descubrir aspectos no tan conocidos de nuestra condición, ignorada sobre todo en esta época de materialista religiosidad.

Un saludo de uno del barri d´Horta de Barcelona.

Rubén Oliver dijo...

Muy interesante el tema.Yo por mi parte,pienso que el mito es empleado,como ya se ha dicho,para reforzar la coherencia grupal,y consolidar el grupo.Viene a ser un referente para todos los miembros de la tribu.
Pero por eso mismo,es tendenciosamente "grupal",vaya,que tiende a diluir la conciencia individual,en favor del "rebaño".
A mi los mitos bajo ése aspecto,como que no...
Tengo la sensación de que dan al individuo una imagen falsa y falseada,vaya,que no le aportan algo realmente positivo para realizarse como tal.
Estaría mi postura más cercana a lo dicho por Baruk.
Un abrazo.

pallaferro dijo...

Bueno, Riviere... es que con tus aventuras fantásticas y heroicas que has realizado (y que deseo que puedas realizar "pronto" muchas más), lo tuyo se está convirtiendo en un mito del "despoblado románico" !!!

Gracias por tu comentario.

pallaferro dijo...

Por cierto Joaquín... barrios vecinos! Tengo que pasarme algún dia por el laberinto, hace mucho que no lo visitamos.

Otro saludo desde Gràcia!!

Rubén Oliver dijo...

Lo único que tienen de heróicas mis aventuras,es haber salido indemne de los barrizales donde me meto...ja,ja...Sólo seré un mito,para todos aquellos que dan marcha atras por un camino en el que jamás deberían haberse metido...en eso sí que no me gana nadie.
Un abrazo.

P.D:Por cierto,los de Gràcia estais en pleno proceso pre-secesionista me parece...Estos catalanes siempre con lo mismo...Más independencia,más república,más Ikea...En fin...

Melusina dijo...

Pues me encanta lo que todos decis.. Sois brillantes y lucidos de verdad. Ademas el tema se presta a ello Pero voy por otro lado. A veces me he encontrado con viejecitas alegres, diria radiantes y guasonas que no hacen caso de mitos ni de ritos. Te llama la atencion su libertad y equilibrio. Y cuando les pregunto que te pasa? Donde estas? A veces me responden : En el Paraiso. O estoy alli. Será una regresion , una manifestacion de que estan funcionando con el cerebro reptiliano, o es que se han sacudido el polvo de las sandalias, olvidando las raices?
Gracias por la entrada Palaferro, Me lleva muy lejos.

pallaferro dijo...

Hola Melusina,

Pues esa gente mayor, con esa experiencia de la vida que le ha permitido "sacurdirse las sandalias" son, para mi, toda una envidia. Cuando me he encontrado con alguna de ellas me ha causado una profunda admiración.

Gracias por tu comentario y un abrazo,