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domingo, 4 de noviembre de 2012

Tras la seta secreta


Durante todo el año me resulta agradable pasear por el bosque descubriendo sus múltiples secretos y deleitándome con los variados paisajes que nos ofrece la naturaleza. Sin embargo, con la llegada del otoño, el bosque se me torna especialmente atrayente. Y es porque además del abanico de colores de sus ramas, sumergen unos preciados tesoros que parecen como si hubieran estado todo el año escondidos bajo tierra.




Es una ocasión para poner a prueba un instinto aletargado durante todo el resto del año. Una mezcla de experiencia e intuición te dirige hacia donde, tal vez, puedes encontrar este tesoro auto-desenterrado. La especie de árbol de la zona, el tipo de suelo, su vegetación, su humedad, la orientación cardinal del terreno, la incidencia de la luz… son pistas para conocer los lugares más propensos a encontrar según qué setas. No obstante, el lugar concreto donde crecen es típicamente un secreto celosamente guardado.

Es, también, una ocasión que me permite entrar en un contacto más íntimo con la naturaleza. Abandonar el camino habitual para penetrar entre árboles, rodear maleza y pinchos, ojear cuidadosamente bajo arbustos y llegar a rincones insospechados que, si no fuera por la excusa de que tal vez ahí encontraré algo, no accedería jamás. Como si de un radar visual se tratara, rastreas visualmente el suelo en busca de una seta. A veces aparece ahí mismo, ante ti, tras un matorral; otras aparece en forma de una disimulada pista, como un abultamiento en la capa de hojas caídas o un punto de color peculiar que asoma tímidamente en el suelo.






Es un momento sin igual localizar algún ejemplar. Te acoge una mezcla de alegría y respeto. Alegría por conseguir ese objetivo perseguido y respeto por identificar correctamente de que seta se trata, por saber discernir si es comestible o tóxica y, también, porque es un acto en el que recoges un “fruto” que te aporta la “madre tierra”.






Tras la recolección, limpiarlas cuidadosamente. Revisar una a una su estado, clasificarlas y cocinarlas.




Y, finalmente, degustar el sabor peculiar de cada especie compartiéndolas en una buena mesa. Otra ocasión sublime en la que penetra a través de los sentidos algo que trasciende lo corpuscular. Y es que la micología es un mundo fascinante no sólo lleno de ciencia y gastronomía, si no también lleno de misterios.





11 comentarios:

Esca dijo...

Comparto amigo Pallaferro todo lo descrito por ti,pero me quedo con la imagen de tu delicadeza recogiendo esa pequeña esencia de la tierra, casi como pidiendo permiso y a la vez perdón por profanar tanta belleza que se encuentra en la naturaleza en otoño,para mi es como desdibujar un cuadro que su autor tardó todo un año en crear,
Un saludo Esca

SYR Malvís dijo...

Hongo fructífero que, modesto, afloras
aventuras de búsqueda y recolecciones;
paraguas nacido de antiguas
esporas,
misterio desvelado en pocas
ocasiones.

En la oquedad del rincón frío
que crujiendo, parece, despiertas
se mueven como sombras en el vacío
las secretas setas.

En el silencio del bosque pavoroso
se han de intuir vuestro tiempo en fanal
y, llegado el otoño lluvioso,
el dominguero en vuestra busca va.

Ratonet alegre y grisáceo que brindas y propones
la palidez sabrosa de tus mofletes
mientras los roballones
un corazón asado, partido en dos parecen.

El boletus edulis, de más rango y pureza
desprecia los demás por origen y
naturaleza:
Camargots y baquetas ¡ para pasar el rato¡,
la trufa de postre y él, ¡para el primer plato¡.

Abrazos de boletaire.

pallaferro dijo...

Sabes, Esca? Aún recuerdo los boletus que nos llevaste, hace años por estas fechas, a Almazán. Fue todo un gustazo!

Un saludo,

pallaferro dijo...

Vaya revuelto de setas que nos has guisado poéticamente, Malvis !

Sabes que los nombres populares de muchas setas, aquí, tienen nombre de una parte de animal? Cama de perdiu, llengua de bou, peu de rata, pet de llop...

Un abrazo de boletaire, ...a boletarie!

Alkaest dijo...

Yo soy un "falso recolector de setas"...
Me explico, nunca las he recolectado salvo con la cámara de fotos. Y además sin ánimo alimenticio, sino con la secreta intención de descubrir algún gnomo o trasgu, de esos que dicen viven en tales "frutos" silvestres.
No obstante, participo de esa emoción por la búsqueda, el descubrimiento, el enigma de la nueva especie.
Pero a pesar de todo, disfruto como el que más con un buen guiso de setas. Especialmente, si son regalo de algún amigo. Por eso también recuerdo con cariño, y con gula -por que no decirlo- aquellas con las que nos sorprendió el Esca. ¡Que aparición, el compadre con su cesta bajo el brazo camino de la tasca!
Eso si, mis disculpas a los gnomos y los trasgus si acaso, por malaventura, las setas son, en efecto, sus habitaciones secretas.

Salud y fraternidad.

Baruk dijo...

Creo que la experiencia de ir tras la "seta secreta" es algo muy ancestral y de carga positivamente liberadora.

Posiblemente la necesidad de romper con el mundo que nos engulle y aprisiona, provoca esa ansía de "aprisionar y engullir" las setas que son, quizá, uno de los más famosos representantes de ese mundo mágico en el que creíamos en la infancia y del que no quisiéramos salir.

Lástima que el poderoso caballero que es don dinero, haya hecho surgir esa "fiebre por la seta" en lugares que hasta hace poco ni tan solo se las miraban. En fin..., mientras llega el final de ese mundo mágico, intentemos aprovechar al máximo los años de vida que le quedan.

Petonets

pallaferro dijo...

Creo que no es fotografiando las setas, Alkaest, lo que hay que hacer para descubrir a los gnomos escondidos ahí dentro... Pero nunca se sabe: sigamos "probando"!!!

Y puestos a probar, a ver si Esca nos sorprende pronto con otra cesta, no?

Un abrazo,

pallaferro dijo...

Siempre hemos hablado, Baruk, que, desde tiempos muy remotos, ha habido pueblos micófilos y pueblos micófobos.

Sin embargo, desde hace unos pocos años, pueblos micófobos se han vuelto micófilos simplemente por las ganancias econòmicas de su explotación, recolección y comercialización. Indignante. Porque esos pueblos "neo-micófilos" no tienen impregnados en su subconsciente la respetuosa recolección de esos "frutos" de la tierra. Arrasan con todo, avariciosamente, indiscriminadamente y sin mostrar humildad y gratitud a la Naturaleza que nos ofrece esos minúsculos placeres de los sentidos.

Tal vez, con el tiempo, se coman un "gnomo" de esos y se queden "tocats del bolet"...

Petonets, muchis.

Ray dijo...

Sana envidia, y no solo por esa forma con la que conjugáis lo material y lo espiritual, lo real y lo mágico, el presente con el pasado; también por esa amistad especial que se respira en vuestros comentarios, y por los momentos que gracias a ella habéis "saboreado seguramente mejores que cualquier receta culinaria; finalmente, por esa naturaleza que tenéis tan cerca, y que sin duda contribuye a conformar unas mentes tan lúcidas y clarividentes.
En fin, que a propósito de este agradable paseo por los rincones secretos del otoño, este buscador también se siente afortunado de haber encontrado, en el bosque más difícil de los seres humanos, unas "setas" como vosotros. Eso sí, unas setas para dejar el "cuadro" como está, sin tocar nada.
Un abrazo.

pallaferro dijo...

Hola Ray,

Me ha gustado el símil que nos haces del bosque de seres humanos. Pues, efectivamente, en cuestión de setas hay de todo tipo: excelentes, buenas, mediocres, indigestas y hasta mortales. Y, por si fuera poco, para alucinar!

No me extraña que, con tanta variedad, haya quien encuentre hasta "gnomos" por ese bosque!

Un abrazo.

SYR Malvís dijo...

Ray, lo de "gnomo" que dice el Pallaferro va por mí, que me quedé chiquitito y me suelo perder en el bosque encantado de la Laguna Negra, no por gusto sino por pudor ante indiscretas miradas o reportajes fotográficos de mis aviesos compadres románico-gastronómicos mientras despachas perentorias necesidades fisiológicas. Nuestro "cuadro" está en constante factura, y nuestro empeño radica en descubrir nuevas y sabrosas especies con las que compartir mesa, charla, respeto a la diversidad y afición. Por eso, algún día nos gustaría que pudieras unirte a la degustación. Quizá en tí encuentre Chis antidoto para "charpa" tan alucinante. Saludos.